Ayer en el ascensor del trabajo una señora me pregunta muy alegre
¿ayer estuviste caceroleando? a lo cual mi respuesta fue firme y contundente "
No, estoy totalmente en contra de la marcha de ayer" y termine mi frase
"pero me parece perfecto que se manifiesten y expresen su pensamiento político, es la manera correcta de expresarse en democracia" la señora no veía la hora de llegar a planta baja y salir de esa incomoda situación. Por dos razones, la firmeza de mi respuesta y por no poder explayarse irrespetuosamente contra un "algo indefinido" englobado en la imagen de la presidenta.
Mi primera reflexión el jueves cuando veía las imágenes de los manifestantes por los distintos medios fue sentir muchas negaciones y terribles desacuerdos con los fundamentos de los manifestantes ¿una marcha porque note dejan hacer lo que quieras y como quieras?. Eso si rescate que gracias a esta democracia en la que vivimos y tanta gente negaba en ese momento, ellos podían salir a la calle y expresarse libremente.
Los veíamos marchar libres, sin policías ni represión alguna, acompañados por medios de comunicación de llegada masiva, los veíamos criticar y llorar por la falta de libertad y de expresión ¡Cuanta contradicción no?
Sentía, y sigo sintiendo que esa banderas que levantaban, mas que ayudar a reafirmar mis contradicciones con el gobierno, fortalecían mi compromiso con este gobierno. Entre muchas razones, yo nunca podría marchar al lado de gente que se burla y vanaliza la importancia de un símbolo que nos dice todos los días la sangre que costo esta democracia.
Sentí sobre todo, aunque a mucha gente que conozca le moleste y se ofendan, un terrible odio de clase el jueves. Odio a la presidenta, odio al 54% que voto este gobierno, odio a los pobres que reciben políticas sociales implementadas por este gobierno, ¿odio a no poder comprar dolares? Odio al otro, al diferente. Fue una marcha a los derechos individuales, a los derechos de "yo" sobre los "otros", primero el derecho individual antes que los derechos colectivos.
Por eso les digo gracias, gracias por mostrarme que no quiero ser, gracias por ayudarme a reafirmar mi compromiso y mi identidad política. Las banderas que defiendo de este gobierno son lo que ustedes quieren borrar. Por eso hoy mas que nunca, siempre mas nunca menos.
Pablo Campos