Hoy a la mañana un manto de niebla cubre el horizonte, y
suavemente se aposenta sobre los hombros de la ciudad.
Hoy, en la calle chocamos, caemos como bolos. Ciegos, corremos,
y al correr tropezamos. Si no se tiene atención, se puede terminar acrecentando
una montaña de hombres, montañas que se encuentran esparcidas por la ciudad.
En forma de embudo, en el microcentro se multiplican las
montañas, tapan esquinas, cortan calles.
Caos de manos, piernas, caras y puteadas. Todos enredados,
atrapados.
¿Las nubes lloraran sobre Buenos Aires?
Seria bueno, con suerte se lleva a todos por las
alcantarillas y deja a la ciudad vacía.
1 comentarios:
gracias por el paseo, ya mismo entro a husmear el tuyo, abrazo!
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