La poesía de Flor Cogagnone nos sumerge a ver detrás de los ojos de una mujer. Con una escritura bella y al mismo tiempo dura y directa, nos es imposible no aceptar la invitación a sentir juntos los mismo escalofríos, los mismo amores y las mismas dudas. Sus poemas llegan con la cercanía de un susurros, y no por ello pierden la fuerza de sus palabras. Van algunos susurros para que sigan viajando:
No se si lo soñé.
Hablabas dormido,
decías
cosas que apenas escuchaba,
pero entendía.
Era la noche del día
en que me desnudé
por primera vez.
¿Te acordás?
Bajaste el cierre falso
de la primavera
y quedé frente a vos
con un cuerpo
que todavía no era mío.
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No puedo decirte que no,
que no voy a volar,
que en tu cabeza todo es demasiado
llano y no hay final
y yo necesito una canción.
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En la imagen rota de los labios
asoma la desnudez cuando no hay más
y cerramos los ojos y nos vemos
vestidos, uno al lado del otro, azules,
escapando de un fantasma
que nunca termino de nacer.
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para desentrañar el camino,
sólo se necesita un cuerpo, dos cuerpos
que escuchen y digan, que digan y escuchen
que se amen en l sentido del no-amor,
del no-cuerpo, de la no-caricia, de la no-religión.
del libro MUDAS. Editorial Panico el Panico. Buenos Aires, 2013
Lectura Poesía
Hace 1 mes
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