Donde los vivos y los fantasmas se cruzan
¡Viva la noche!
Las estrellas silban avisando
que llegaron,
la luna se asoma por la ventana
y nos invita a jugar,
loco mi abuelo me llama desde
la terraza
¡Dale!
¡Veni!
¡Subí!
y remonta un barrilete.
Subo los escalones
subo los escalones y dejo
atrás…
dejo atrás la terraza
dejo atrás un sueño
dejo atrás al tiempo…
¡Dale pibe, que esperas, subí!
Llego transformado en niño,
toma mi pequeña mano
libera lentamente el piolín del
barrilete,
lo vemos alejarse
abrazar a las estrellas,
y cuando por fin desaparece
siento mi mano vacía.
Es hora de despertarse pibe,
te espero mañana.
Epitafio a una de tus
muertes
Con una puteada a la muerte
te aferraste a la vida
y corajudo hasta el final, partiste.
Cabrón como pocos,
nos regalaste un último firulete
y con la sangre en el ojo
nos dejaste.
Aquí queda un ajedrez vacío
un mate que se enfría
los hijos
y los hijos de los hijos
Yo aun te espero.
Visita al cementerio de Chacarita
El día más triste fue el día
que te fuiste, el día que te lloramos.
No recuerdo como me entere, no
recuerdo donde estaba, ni que hacia.
Recuerdo una tarde nublada pero
pudo haber sido soleada, no lo sé.
Recuerdo un cementerio con sus
portones inmensos, preparado a devorarte.
Recuerdo muchas miradas,
recuerdo una caja vacía, recuerdo mi negación a que en la caja estabas vos.
Me recuerdo junto a otros,
otros que no recuerdo, que no tienen rostros, llevando una caja vacía.
Recuerdo un crematorio con su
boca llena de fuego, recuerdo mis lágrimas.
Recuerdo que nos fuimos con
otra caja vacía, pero más pequeña.
Recuerdo, eso sí, que no
estabas.
Pablo Campos
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