Hace cinco años me encontraba en mi casa con mi esposa consternado
por la noticia. nos dejaba quien en cuatro años nos dio esperanzas, nos mostro
un camino, realizo aquellos sueños que venían desde la juventud de mi viejo, y que
parecía que traspasarían la mía si dejar
de ser solo sueños.
La mire a Silvina, y le dije me voy a la plaza, un ímpetu
que aun hoy no tiene racionalidad, me empujaba desesperadamente por abrazar
junto a miles de personas a Néstor. Esa Plaza tan castigada, pero también tan
amada.
Las casualidades no existen, y esa noche junto a mi viejo y
nuestros sueños hechos realidad te abrazamos y te agradecimos por tanto.
Luego no fui a la Casa Rosada a despedirte, no por falta de ganas pase muchas veces por la Plaza de Mayo en esos días, pero no pude. Eso si te seguí bajo la lluvia en tu regreso al sur y escribí estos versos que recientemente tuve el gusto de leer en ese hermoso sueño que es el Centro Cultural Kirchner:
Miraba
mis zapatos mojados
mientras
esperaba
despedir
su ausencia
Camine
cuadras
y
cuadras
hasta
detenerme
en
una espera impulso
Vi
algunos paraguas
caras
rostros
esperas
En
la espera recuerdo
aquella
primera noche en la plaza
y
me pregunte
porque
no fui luego a la casa rosada
Aplausos
gritos
y
vivas
me
despertaron
de
los recuerdos
y
las preguntas sin respuestas
A
su paso
se
percibía
el
cielo entristecido
Lo
abrase
largo
y en silencio
y
lo acompañe
lo
más que pude
lo
necesario
Las
crónicas hablan
de
miles a su paso
raro
solo
puedo recordar
su
silueta alejándose
bajo
un manto de lágrimas
Desde
que se está yendo
por
aquí
le
debemos que también
florece
la lluvia en primavera
Aquí seguimos Flaco, creyendo que vale la pena soñar, sabiendo que los sueños pueden transformarse en realidad
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