martes, 19 de agosto de 2014

ENTREVISTA A RAFAEL VASQUEZ – Informes Barrilete -

martes, 19 de agosto de 2014
Fuente: Tiempo Argentino
Rafael Vasquez nos recibió en la puerta de su departamento, aquel mismo donde hace ya cincuenta
años se realizaban las reuniones de la revista Barrilete, en donde un grupo de jóvenes poetas daban sus primeros pasos. Esa década del 60, la década rebelde como muy bien supo titular Sergio Pujol en un excelente libro sobre los años 60 en Argentina, o en palabras de Eduardo Luis Duhalde “esa década que es muy rica (...) la de la riqueza intelectual es la década del 60, la del debate, de la escritura, del pensar…”(1).

Rafael llegó al grupo de la mano de Roberto Santoro y hoy es una de las voces imprescindibles a quien recurrir cuando de Barrilete se trata. Cuenta con un archivo envidiable, en su casa uno puede encontrarse con todas las revistas, los informes, grabaciones de lecturas y presentaciones, fotos de los integrantes del grupo, y hasta las actas de quienes concurrieron a cada reunión, y lo más importante una gran predisposición al diálogo y la charla.

En paralelo con la revista se editaron siete informes: sobre Lavorante (junio, 1963), sobre el Desocupado (agosto, 1963), sobre la Esperanza (octubre, 1963), sobre Discépolo (abril, 1964), sobre Santo Domingo (1965), sobre el País (1966) y sobre Trelew (1974). Los primeros seis informes todos en la década del sesenta representan una radiografía interesante de los sesenta en Argentina y como entendían la poesía los integrantes del grupo.

¿Como nacieron los Informes de Barrilete?

En el año 63 se comenzó con los informes y con la revista que sacaba Santoro solo, a fines del 63 nos juntamos y a principios del 64 en marzo sale el primer número grande. A fines del 63 nos juntamos y a principios del 64, en marzo, sale el primer número grande.

Lo fundamental que movió a Santoro con los informes era que fuera algo muy barato y además con ese título engañoso de pretender que la gente que llegara a un kiosco de diarios y revista mirara esto y lo tomara o lo ojeara sin pensar que era poesía, una forma de entrar con la poesía a otro sector donde tal vez no le hubiera decidido comprar una revista literaria como el Escarabajo de Oro o Barrilete, que eran más o menos las más conocidas en esa época.

¿Como trabajaban en el grupo la preparación de los informes, las temáticas?

Las temáticas, como casi todo lo que íbamos haciendo en Barrilete, se proponía, se tiraba una idea o un título y con la votación se decidía: bueno, vamos a preparar tal cosa. Las reuniones en buena parte de la existencia de la revista se hacían acá en casa, y justamente votábamos todos los que estábamos presentes allí, entre siete y diez personas era lo habitual en cada reunión.



¿Cómo fue tu experiencia en los informes?

En los primeros dos informes no participé,  a partir del tercer informe empecé a participar yo, fueron seis: informe sobre Lavorante, Informe sobre el desocupado, informe sobre la esperanza, informe sobre Santo Domingo, informe sobre Discépolo,  informe sobre el país,. Después el último, el de Trelew, que fue hacia el final. Yo no estaba en el grupo, colaboraba con algún poema y ayude armando el último numero de la revista, en una gran mesa en la casa de Alberto Costa. Éramos varios, cinco, seis, dando vuelta y ensobrando los papelitos sueltos que habíamos puesto en la gran mesa que tenía Costa en la casa.

EN DÍAS DE MORIR O DE CALLARSE

Cuando todo nos cerca,
cuando los “buenos días” suenan
lejanamente nuestros
y el aire es de ceniza.
Cuando el amor ha muerto y lo sabemos
porque nos pesa adentro. Porque nos dicen que se ha muerto.
El amor numeroso subiendo de la infancia;
el amor con su clave terrenal y agresiva,
piel y mirada a solas
y un abrazo en el tiempo desnudo del silencio;
el amor despojado de límite y de sexo:
por el hombre de enfrente,
por la sangre del mundo,
por la palabra “patria” que ya me da verguenza pronunciarla.
Cuando hasta allí nos cercan las fronteras del miedo
y amanecen los diarios con páginas en blanco
como si ya se hubiese consumado
la pequeña traición
multiplicada
de quedarnos al margen de las cosas
definitivamente.
Entonces,
en días desiguales cada uno,
en días de morir o callarse porque todo se agota
y los espejos
no nos devuelven rostros sino muros altísimos y oscuros
viene aquella palabra a defendernos,
a defender el tiempo de los hijos,
a pelear porque sí la muerte diaria,
a ganarnos la mano en la mirada,
a salvarnos la lucha: la esperanza.

de “INFORME SOBRE LA ESPERANZA”



¿Cómo consideras que reflejaban los informes la discusión que se estaba dando en los sesenta,
principalmente sobre qué es ser nacionalista y la ruptura con las clases dominantes y cómo encara
la grieta ideológica que se vislumbra intelectualmente entre las ideas dominantes en las década
pasadas del  40 y 50, como se rompían?

La generación del cuarenta fue una generación más formalista, más romántica en el sentido popular del termino digamos, no en el sentido literario. Y nosotros fuimos más por el lado conversacional,
por el lado popular se podría decir, tal vez sin pretenderlo pero sí de acercarse a la gente. Aquello amoso de que el poeta es un laburante, eso lo dijo siempre Roberto Santoro, o como sostenía yo por aquello de Nicanor Parra, que a leía y me gustaba mucho en aquella época: “nosotros conversamos con el lenguaje de todos los días, no creemos en signos cabalísticos”. Eso era lo que nosotros pretendíamos todos los días. Todos en mayor o menor medida y en el estilo que tuvo cada uno tratábamos que se nos entendiera.

Y la Esperanza fíjate, del 63, mitad del gobierno de Illia. Si bien no estábamos muy de acuerdo con
el radicalismo, había venido un gobierno elegido por el pueblo, el viejo Illia por más que le
achacábamos esa lentitud, ese no hacer nada, que fue un poco manipulación de los medios y lo pudimos entender después.

Cómo esa construcción simbólica construida alrededor de Illia no era tan así.

No era nada así, pero muchos entramos en eso. Por eso fue lo de la esperanza. Después fue lo de Discépolo que fue perfecto porque todos éramos partidarios del tango, lo habíamos escuchado desde chicos, y Santoro desde el principio en Barrilete trato de difundir a los letristas del tango,  considerando que eran poetas y no solamente letristas. Nosotros pensábamos eso y por eso fue el informe sobre Discépolo.

Reivindicar el tango en Barrilete fue como tirar un ancla de partida

En el 64 reivindicar el tango realmente fue una pelea de Barrilete, hay versos que son para
recordar.

DE GUAPO Y SIN TEMBLAR


“y con mi amor
salimos de payasos a vivir.”
Enrique Santos Discépolo


De tango te latía
el pulso de ciudad,
ciudad y no cualquiera,
ésta
bajo el disfraz de apuro
y de ignorarnos.
Venías
de pueblo y del amor que no se grita.
La voz, la que se cuida
para el amigo y la mujer
la hiciste para todos.

De tango te dolía
ese latir del hombre que vigila.
Corrientes era tuya
cuando  el compás pisaba la vereda
de la noche.
Pero más lindo
era escucharte amanecer silbado
camino del trabajo;
sentir que era tu verso algo corriente
así como el saludo:
una costumbre limpia de entrarte.

De tango se moría
tu voz.
Te hicieron trampa.
Pero a la muerte le ganaste
"el bueno",
de guapo y sin temblar.
Y no te fuiste

de “INFORME SOBRE DISCÉPOLO”



¿y Santo Domingo, donde aparece una causa internacional, y un mensaje de hermandad latinoamericana del grupo?

Y Santo Domingo porque fue justo el golpe militar, la invasión norteamericana, de las más notorias
aquí en América Latina, totalmente de acuerdo con su política exterior como lo hizo con Sandino y
lo sigue haciendo. Teniendo un poco de memoria son cosas que nos joden, y preferimos
decir algo sobre eso.

VERGUENZA

Primero nos robaron la palabra.
América era un nombre
nuestro.
De todos, pero nuestro.
Quisieron achicarlo,
darle el vasto tamaño de su solo país,
abreviar porque a veces
las palabras molestan
sobran
duelen
o son innecesarias para la gente práctica.
Norteamérica: América.
Nadie les dijo sí,
pero ellos nos robaron la palabra.
Nos dejaron el Sur para entendernos,
esta dispar América Latina
fracturada en sus pueblos,
dividida,
con su memoria lenta y sus malas costumbres,
con su memoria y su dolor.
Con su memoria.

Hoy
nuestra total América está de un solo lado.
Ellos se quedan solos
con la fuerza y el odio,
con el nombre vacío,
con la certeza de que no han entendido
nada.
Tenemos la vergüenza,
la voz,
el sacudón del hombre traicionado.

Santo Domingo, América.
El horizonte alcanza a todos

de “INFORME SOBRE SANTO DOMINGO”

Otro punto interesante en el grupo, dentro de la ruptura que vimos antes cómo se amoldan distintas
tendencias, pero todas conviviendo en ese debate que se estaba dando. Como en Barrilete se ven
distintas tendencias políticas, pero conviven y en conjunto tenían un mismo horizonte.

Claro. Además todos nos encontrábamos en la izquierda, pero con distintas posiciones que al principio por lo menos no jodían sino que aglutinaban al grupo. Salas y Barros y Plaza más de  una raigambre peronista en cierto sentido, Marcos Silber que estaba afiliado todavía al partido Comunista, yo venía de una cierta simpatía por el radicalismo pero no tenía una definición partidaria tampoco, Santoro hasta ese momento tampoco tenía una tendencia;…después se fue para el ERP, pero hasta ese momento era sentir un poco lo popular y estar del lado de los desposeídos, de los que menos tenían, del pueblo así raso.

Pensábamos así e inclusive uno de los factores que influyó contra una posible fusión con la revista
que sacaba Arnoldo Liberman, una hermosa revista llamada “Tiempos Modernos”, a donde fue Horacio Salas cuando dejó Barrilete. Habrá sido en el 65, lo que impidió la fusión con Tiempos Modernos fue el acento que nosotros poníamos en la literatura nacional y ellos en la literatura extranjera. Igual Tiempos Modernos tampoco duró mucho más, porque las revistas en general tienen poca vida, salían muy caras para mantenerlas; por más difusión que hubiera la venta no las sostenía y los avisos menos. En aquella época había como cincuenta revistas. Muchas que duraron cuatro o cinco números solamente.

¿Cómo recordas ahora aquella experiencia?

Yo siempre lo recuerdo con mucho cariño, con mucho agradecimiento, porque yo era un tipo muy
encerrado en mí mismo para escribir. No tenía grandes amigos, mi vida era el estudio, el trabajo y
la escritura. Para mí fue una posibilidad de apertura, gracias a Barrilete empecé a moverme en grupo, me hizo bien. Además como las reuniones eran generalmente semanales, traíamos el material, lo leíamos, votabamos, había que armar la revista, sacar los informes. Mucha actividad, actividad física y actividad intelectual. Pero además me abrió un poco el panorama ideológicamente, por eso fue muy
enriquecedor para mi.

Y después en cuanta a lo literario mi primer libro aparece en el 63, el de Horacio Salas también es del 63 y el de Santoro también. Fíjate nos juntamos los tres en el 63 y cada uno con un primer libro,
Marcos Silber ya tenía uno anterior.

En cuanto a mí en mi segundo libro, en el 64, estando en Barrilete es donde se nota un cambio y
temas incorporados, mi primer libro era un libro de amor. Todo eso traduce la influencia que iba
recibiendo.

A NO ENGAÑARSE

“veo acá mis nubes y allí mi cruz del sur
mi alrededor son los ojos de todos”
Mario Benedetti


Una vez nos contaron la historia nacional
para siempre
y todavía nos repiten las mismas palabras
como los viejos textos escolares.
Pero crecimos.
Y aquel vocabulario que nos quería transmitir la fe,
que una vez pudo compartirla o crearla,
se agotó tan fácilmente
como el lenguaje de los cuentos de otra edad.
Pero sin la nostalgia.
Nos gastaron la verdad. Y la piel del país
fue la carpa de un circo provinciano
desinflado al sol
mostrándonos los trucos de los viejos payasos.
Siempre los mismos.

Por eso la esperanza.
Porque es ilícito buscarnos de veras
y las buenas costumbres quieren velar por nosotros
 y por nuestra posteridad.
Por eso la esperanza es nuestra
de hacer que el hombre y las palabras vayan juntas,
de hacer que este país se encuentre
con nosotros, con todos,
y no sepa engañarse

de “INFORME SOBRE EL PAÍS”

Con Rafael abrimos la puerta a un hermoso pero duro camino, a una generación de poetas que en esos
efervecientes sesentas creía en las palabras como algo más que simples adornos. En donde dentro de
una poesía entraba en discusión lo nacional, lo popular, nuestra propia historia con sus
contradicciones.

Entrevista realizada por Pablo Campos el 16 de abril del 2014

(1)  http://alcielounbarrilete.blogspot.com.ar/2012/04/eduardo-luis-duhalde-el-bueno.HTML



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