domingo, 30 de diciembre de 2012

sigue el viento de cola

domingo, 30 de diciembre de 2012


como? la fragata esta volviendo? no era que teníamos que pagar a los fondos buitres? que el gobierno no le importa nada? que nuestra política exterior fue un fracaso?

mmm...y ahora que me vana decir, que es el viento de cola???

martes, 18 de diciembre de 2012

Aguante morocha

martes, 18 de diciembre de 2012

Aguanto la morocha, aguanto los embates, los golpes, los empujones. Supo esperar, contuvo a la militancia que veía perder la calle, su calle, y presionaba para movilizarse. Y bien que aguanto la presidenta, bien que sabe manejar los tiempos y esperar el momento preciso.

Y despacito primero, y luego como una lluvia torrencial la realidad arraso con las palabras vacías de lógica y sentido.

Justicia USA falla contra el juez Griesa
Se pagan todos los vencimientos de los bonos de deuda
Movilización a plaza de Mayo en memoria de lo que costo la democracia
Fallo del juez Alonso contra la prepotencia de Clarín
Liberación de la Fragata Libertad por el tribunal del Mar
Fallo en contra de los fondos buitres en Bélgica por embargo a cuentas de la embajada
Todo el sistema bancario de NYC se presento ante el juez Griesa en contra de los fondos buitres
Destitución de jueces en Corrientes y fallo contra abogados por uso indiscriminados de cautelares en sueldos de gendarmes.
Para el Banco Mundial y la CEPAL en Argentina es uno de los países de la región donde mas creció la clase media
Excelente recepción de la deuda emitida por YPF apuntando a pequeños ahorristas

Se termina el año con un envión positivo y con grandes expectativas, quien les habla espera con ansiedad un 2013 emblemático en lo que respecta a la implementación de la ley de medios ,al frente contra sectores corporativos del poder judicial y a las elecciones legislativas.

Para todos pan y sidra, feliz navidad y un prospero año nuevo!
     


jueves, 13 de diciembre de 2012

la justicia debe ser independiente?

jueves, 13 de diciembre de 2012

En el ultimo tramo del año desde distintos sectores se llama a la “independencia”  del poder Judicial criticando el accionar “terrible” del ejecutivo presionando a jueces. Se endiosa al poder judicial como el gran protector de la república  la pureza por excelencia de la democracia. Y demás juegos de palabras vaciando de lógica y contexto a la palabra que termina perdiendo su peso y fuerza.

Vivimos en un república con tres ejes o poderes: el ejecutivo, el legislativo y el judicial. Todos, y repito “TODOS” están atravesados por las idiosincrasias  y reciben las presiones de los distintos poderes instituidos o instituyentes que viven en esta sociedad.

Entonces mi primera pregunta es independiente de quien o de quienes. Y como un poder puede ser el estandarte de la república, cuando es el único que no es elegido por el voto popular.

En nuestro sistema de gobierno la sociedad delega en representantes elegidos por medio del voto directo el accionar de gobernar y legislar. Mi segunda pregunta es porque queda fuera el de impartir justicia, porque la sociedad no puede cuenta con ese derecho, porque desde el momento en que delego en otros, delego un derecho propio. Entonces veo que nuestra sociedad no tiene ese derecho. Respuesta, el poder judicial es el único de los tres poderes, que se rige feudalmente, y desde una estructura antidemocrática se erige como la garante de la justicia. Que contradicción.

En mi opinión la justicia, como el ejecutivo y el legislativo, debe ser dependiente de la voluntad del pueblo, debe ser elegido y refrendando por el voto popular. Deben tener un poder dado por el pueblo y no ser considerados dioses del olimpo en sus torres de babel.

El caso del escandaloso juicio por la desaparición de Marita Veron nos esta mostrando a una sociedad decidida a dudar, decidida a interpelar y exigir al poder judicial de la misma manera que exige a los restantes poderes del Estado. Pero sobre todo exigiendo al Estado, o sea a los tres poderes, que no son independientes, que deben trabajar en conjunto y en amplia relación y dependencia entre si, porque ejercen sobre un único país y sobre la misma sociedad.

miércoles, 12 de diciembre de 2012

La sentencia contra Marita o ésta es la justicia que tenemos

miércoles, 12 de diciembre de 2012
Mejores palabras imposible, por eso los dejo con Mempo

por Mempo Giardinelli


Escribo esto con profunda bronca a la hora del cierre, quede claro. No quiero dejar pasar la furia que siento y que sé, me consta, veo y palpo que sienten en estas horas de dolor millones de ciudadanos y ciudadanas en todo el territorio nacional.
Para sorpresa y espanto del país entero (el país decente, digo, el que mayoritariamente no es corrupto) todos los acusados por el caso Marita Verón fueron absueltos en Tucumán en esta noche ominosa de la Argentina, en una decisión judicial obviamente sospechable de lisa y llana y flagrante corrupción.
Esta es la justicia (desde ahora la escribo con minúsculas) que tenemos. La que impera mayoritariamente en nuestro país. Unica institución republicana que no fue democratizada en serio desde la recuperación de la Democracia. Y que junto con sus socias, las malditas policías y los malditos servicios penitenciarios provinciales, son las únicas que conservan intactas todas las taras formales y esenciales que les inculcó la dictadura.
Porque la democracia significó profundos cambios institucionales en casi todos los órdenes: militares, educativos, de relaciones exteriores, de economía, de sociedad. Pero lo que no se tocó, ni se toca todavía, es lo que huele a podrido. Y este “fallo” –es un decir perfecto: fallo– está llenando de hedor a la Nación entera.
A sabiendas de que toda generalización es injusta y peligrosa –y en conocimiento de que hoy mismo se conoció el noble pronunciamiento de más de 200 jueces, fiscales y defensores públicos que emitieron un contracomunicado que desdice a ciertas catervas de jueces y camaristas viajeros a Miami por cuenta de empresarios, y a los lobbistas marrulleros del Colegio de la Magistratura y a los de esa de nombre imposible Comisión Nacional de Protección de la Independencia Judicial– yo me siento esta noche tentado de homologar esta maldita justicia a las malditas policías.
La que condena nuevamente a Marita Verón y nuevamente procura destruir a Susana Trimarco (pero a la que en realidad e involuntariamente enaltece) es la justicia que hay que cambiar de una vez y yo quiero ver si los opositores tendrán huevos para hacerlo, e incluso si el Gobierno los tendrá, todo sea dicho.
Cambiar de una vez los procedimientos y los plazos; cambiar de una vez el engolamiento y la pretendida santidad de los magistrados; cambiar los tratos y rótulos del siglo XIX para que las Señorías engoladas de hoy que no pagan impuestos empiecen a pagarlos como cualquiera de nosotros, que laburamos y sostenemos este país con esfuerzo y decencia. Y así acabar con mitos como el de la “familia judicial” y el de que los trapos sucios se lavan en casa.
Esa es la justicia que a mí, empleado durante cuatro años en el Superior Tribunal de Justicia de la Provincia del Chaco y joven estudiante de Derecho en la Universidad Nacional del Nordeste –y lo digo por primera vez públicamente–, me llevó a abandonar cuando tenía 21 años la profesión que yo amaba y había elegido a los 16.
Hay que dar los nombres de estas tres “señorías” tucumanas de las que el mismísimo gobierno de José Alperovich sería bueno que dijese su opinión públicamente. Son ellos: Alberto Piedrabuena, Emilio Herrera Molina y Eduardo Romero Lascano. Yo no sé si sus conciencias, si las tienen, los podrán juzgar. Y no me importa. Pero nosotros, la ciudadanía, sí. En democracia y en paz, serena pero definitivamente, tenemos que condenarlos éticamente, a la vez que vincularlos con los mencionados colegios, juntas, consejos, asociaciones y demás grupos corporativos que sólo son puro lobby, para decirlo clarito.
No tienen vergüenza y esta noche en que celebran todos los miles de prostíbulos del país, y todos los proxenetas, y todos los mercaderes de carne humana, y todos los hijos de puta de la trata, y perdóneseme la furia textual, nosotros, los que sí tenemos vergüenza y somos la inmensa mayoría de este país atormentado, por eso puteamos. Por eso LOS puteamos. Con la misma fuerza y convicción con que abrazamos a Susana Trimarco y esperamos un día abrazar a Marita Verón y a todas las Maritas que fueron y seguirán siendo, por desdicha, gracias a estos infames protectores de tratantes de personas.
Malas noches, Argentina.

jueves, 6 de diciembre de 2012

Cambiamos la relación de poder

jueves, 6 de diciembre de 2012
Por Santiago O’Donnell y Mercedes López San Miguel


Rafael Correa llega a paso firme a la sala de entrevistas del Hotel Alvear, relajado y de buen humor, encabezando una nutrida comitiva de asesores y encargados de seguridad. Saco azul marino, camisa blanca con bordado étnico y cuello Mao, ojos verdes bien abiertos, saluda, toma asiento, invita a preguntar. Recién presentado como candidato a la reelección frente a una oposición fragmentada y débil, con su reciente notoriedad mundial por dar asilo al fundador del sitio de megafiltraciones Wikileaks, parece un tono más sereno que en su última visita hace dos años, cuando vino a presentar un libro en medio de una fuerte disputa con periodistas de su país por un editorial calumnioso y un libro de investigación sobre su hermano. Antes de almorzar con la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de recibir el premio Rodolfo Walsh de la Universidad de La Plata a la libertad de expresión, contestó corto, conciso y sin fastidio distintas preguntas de Página/12 sobre su relación con los medios, los resultados de su receta económica y cómo erradicar la corrupción. También se mostró como un admirador de la presidenta argentina y del ex presidente Kirchner, expresó su apoyo a los procesos de integración regional, manifestó su rechazo al accionar de los fondos buitre y explicó por qué busca un nuevo mandato presidencial.
–¿La ley de medios de Argentina fue inspiradora del proyecto de ley en Ecuador?
–Probablemente el proceso ecuatoriano empezó antes que el argentino. La Constitución aprobada en las urnas en octubre de 2008 con el 63 por ciento del pueblo ecuatoriano ordenaba como plazo máximo un año para aprobar una nueva ley de comunicación y los medios la han bloqueado sistemáticamente. No conozco a fondo la ley argentina, pero tenemos conceptos claros: por supuesto que se requiere una ley de comunicación para regular y tener control social de algo tan importante como la comunicación –que puede hacer o deshacer sociedades– y dentro de ella, la información.
–¿Por qué la ley ecuatoriana está trabada en el Congreso?
–Porque cuando les conviene, ellos (los medios) son los fundamentalistas de la democracia, están por encima del bien y el mal. Hay un derecho fundamental para la sociedad que es la información. Maravilloso. Si es tan importante, debe haber un control social. Pero al final del día no quieren ninguna clase de regulación ni de responsabilidad, ésa es una doble moral. Caen en la contradicción de que privilegian una ley de la dictadura, donde está todo eso que supuestamente rechazan. Incluyendo un organismo regulador con mayoría del oficialismo, algo que no está en la nueva ley. En cambio, en la ley de la dictadura está el organismo regulatorio, sólo que esa parte de la ley no se cumple, porque toca intereses. Cuidado, estamos hablando de una ley de comunicación, que incorpora medios escritos, audiovisuales, etc.; pero la comunicación no es de los medios, es de los pueblos. Ese es el concepto de la ley de comunicación que se está tratando en el Ecuador y que para desbloquearla en la Asamblea incorporamos una pregunta en la consulta popular de 2011, donde nuevamente el pueblo ecuatoriano ordenó la aprobación de la ley. Sigue bloqueada y esto pone en evidencia la contradicción de los poderes fácticos, que hablan de democracia y de Estado de Derecho cuando les conviene y cuando no, son los primeros en bloquear la manifestación soberana del pueblo ecuatoriano.
–¿Usted no cuenta con mayoría para aprobarla?
–No, tenemos la minoría más grande. Por eso es que se ha podido bloquear. En las próximas elecciones presidenciales y legislativas, que se darán el 17 de febrero, queremos tratar de lograr esa mayoría. Porque no es sólo la ley de comunicación, también está bloqueado el código penal, leyes muy importantes que esperamos aprobar con mayoría propia.
–Se están dando elementos comunes en la relación de gobiernos progresistas con los grandes medios privados. ¿En qué momento se está en la pelea por el control del espacio radioeléctrico?
–Nosotros no estamos peleando por ningún control de medios, ni de espacio radioeléctrico. Queremos tener una verdadera libertad de expresión y una verdadera comunicación social. Existe un conflicto de base: negocios privados con fines de lucro proveyendo un bien fundamental como la información. Si es que al mejorar la calidad de ese derecho disminuyen las utilidades de negocio, por definición prima el bien privado, no el bien social. Es un conflicto que tiene que tener claro la sociedad para superarlo. ¿Cómo se hace? Una forma es democratizando los medios de comunicación, creando medios fuera de la lógica de mercado. Eso significa crear medios públicos, comunitarios, sin fines de lucro. Hay que avanzar en todas esas estrategias. Pero aquí nadie está contra la libertad de expresión. Sí contra el problema latente para la democracia y el Estado de Derecho: el estado de opinión que nos quieren crear negocios privados dedicados a la comunicación, que tienen un poder enorme. Además coluden entre ellos.
–¿Le parece que haber querellado a periodistas le puede estar frenando la aprobación de la ley?
–Probablemente. Pero ése es el mejor ejemplo de lo que estamos diciendo. Que con su poder mediático había una ley no escrita de que estos señores estaban por encima de la ley. En un Estado de Derecho se persiguen delitos, no personas. En el Ecuador había cerca de tres mil juicios por injurias, yo fui denunciado por injurias por los opositores. Nunca se habló de falta de libertad de expresión hasta que se querelló por injurias a un periodista y entonces sí se dijo: atentado a la libertad de expresión. En Ecuador no se persiguen personas, periodistas, bomberos, se persiguen delitos, y todos debemos ser iguales ante la ley. Ahí sí se está rompiendo el Estado de Derecho.
–¿Cuál es su balance sobre lo que hizo y lo que le falta hacer en un próximo mandato?
–Tenemos la responsabilidad de continuar con este proceso que ya es leyenda en Ecuador, que está transformando el país. Las carreteras, las hidroeléctricas, los puertos, aeropuertos, escuelas del milenio, hospitales. Estamos transformando un Estado burgués en Estado popular, cambiando las relaciones de poder. ¿Por qué América latina, teniendo todo para ser la región más próspera del mundo, tiene todavía pobreza y miseria generalizada? La respuesta es compleja, uno de los enigmas del desarrollo. En parte se debe a la clase de poderes que nos han dominado. Colón cuando “descubrió”, entre comillas, a América, se encontró con una región que tenía más recursos naturales, ciencia, todo, y no nos desarrollamos. Parte de la respuesta viene de la clase de poderes que nos han dominado. En Ecuador ya no nos dominan los banqueros, ya no nos dominan las burocracias internacionales como el Fondo Monetario y el Banco Mundial. Tampoco los países hegemónicos. En Ecuador manda el pueblo, y ése es el punto para el desarrollo. Pero todavía falta, debemos consolidar ese proceso. Tengo que aceptar el reto de ser quien aspira a cumplirlo. Si pudiera haber otra persona que lo garantice más de lo que yo puedo hacerlo, bienvenido sea y me hago a un lado. Mi movimiento político creyó que era yo quien ofrecía más garantías de victoria y tengo que aceptar esa responsabilidad.
–A propósito de los distintos liderazgos en la región, ¿cree que el proceso de integración depende de la permanencia de Hugo Chávez en Venezuela, Rafael Correa en Ecuador o Cristina Fernández en Argentina?
–Las personas y los liderazgos siempre son importantes. Sin embargo, yo creo que uno de los grandes avances de la región es que independientemente de la orientación política de los gobiernos –derecha, izquierda–, tenemos denominadores comunes, como la defensa de la democracia y una vocación integracionista. Esa ha sido una agradable experiencia en estos años de gobierno. Independientemente de si Chile tiene un gobierno de izquierda o de derecha, el denominador común es la aspiración a crear la patria grande. Las convicciones y fundamentos en la región superan a los personas y los liderazgos en estos momentos.
–¿Cuál es su opinión sobre el proceso que se está dando en Argentina?
–Es un proceso tremendamente exitoso. Admiro mucho a Cristina, es una mujer extremadamente brillante. Y admiro los últimos gobiernos argentinos, me refiero al de Néstor Kirchner y el de ella. Se recuperó el orgullo argentino, la autoestima que estaba por los suelos. ¡Recuerden lo que fue la época de Menem! A nivel económico, es una Argentina renaciendo de las cenizas como el Ave Fénix, de las cenizas a las que llevó el neoliberalismo. El colapso de la convertibilidad fue un oscuro capítulo de la larga y triste noche neoliberal. Admiro el proceso argentino y a su Presidenta. Admiro también a Néstor, fundador de Unasur, un convencido integracionista. El primer secretario general de Unasur.
–Unasur respaldó la postura argentina de limitar el accionar de los fondos buitre. ¿Qué puede decir al respecto?
–¡Por supuesto! Si eso no hace otra cosa que demostrar la supremacía del capital financiero sobre los pueblos. ¡Fondos marginales! Cuando gana el capital especulativo, ellos celebran; cuando pierden, ahí tenemos que perder todos. Lo que tratan es, utilizando la instancia jurídica –que siempre está en función del gran capital en determinados países al menos–, buscar el máximo de rentabilidad de sus inversiones especulativas. Por supuesto que América latina debe rechazar de forma contundente esas acciones.
–Apelando a su formación como economista, quisiera preguntarle por qué sus dos vecinos, al norte y al sur, lograron resultados macroeconómicos superiores a Ecuador aplicando recetas neoliberales.
–(Se sonríe) Felicito a esos vecinos. Cuidado que el fin último no son los resultados macroeconómicos, menos aún los indicadores neoliberales de la economía ortodoxa. El fin último es el ser humano. Veamos cuánto se redujo la pobreza y se logró equidad, o la propia tasa de crecimiento del empleo. El salario real, también. Insisto: es fácil manipular las cifras macroeconómicas: si yo mañana les digo a las empresas petroleras que vengan e inviertan y se pueden llevar todo el petróleo, verán que triplico la inversión, y duplico la tasa de crecimiento, pero no queda nada en el país. ¿De qué nos sirve ese crecimiento? ¿Cuántas veces los indicadores macroeconómicos son conceptos vacíos? Lo importante es ver la repercusión de esos indicadores en el nivel de vida de la gente. Si usted quiere, incluso para una situación como la de América latina, el continente más inequitativo del planeta, con pobreza y miseria, el mejor indicador de desarrollo y de la calidad de las políticas públicas sería la reducción de pobreza absoluta. De acuerdo con la propia Cepal en su último informe, Ecuador en 2011 fue de los dos países que más redujo la pobreza en la región.
–¿Qué aportaría la incorporación de Ecuador al Mercosur y cómo prevé la dinámica de las relaciones?
–Ya tenemos diferentes relaciones con todos los miembros del Mercosur y creo que sería altamente beneficioso para el bloque tener un miembro con costa en el Pacífico, sería la salida hacia el Pacífico. Por supuesto, para Ecuador presenta ventajas que estamos estudiando, y ciertos riesgos como para ya tomar una decisión definitiva. Hemos sido invitados, nos sentimos honrados y estamos analizando la propuesta.
–¿Qué opina del proceso de paz en Colombia?
–Es de las mejores noticias de los últimos años. Una decisión política histórica y valiente del presidente Santos. Desde Ecuador la apoyamos de corazón y hacemos votos para que el proceso de paz llegue a un fin exitoso y se termine la guerra fratricida en Colombia, una guerra de medio siglo que ha afectado a Ecuador –en vidas, en recursos–, pero sobre todo costó demasiada sangre en Colombia. Para buscar la justicia social hay otras alternativas, ya se derramó demasiada sangre.
–¿Cómo están las relaciones con Estados Unidos?
–Bien, siempre que se desenvuelvan en un marco de mutuo respeto, dignidad y soberanía, maravilloso. Es nuestro principal socio comercial. Yo he vivido en Estados Unidos, es un país que aprecio mucho. Tengo dos títulos en universidades norteamericanas, viví cuatro años con mi familia en Estados Unidos. Fueron años de lo más tranquilos y felices. He sido profesor universitario y siempre me gustó más aprender que enseñar. Me dieron una beca, me pagaban por aprender. Tengo gratísimos recuerdos de Estados Unidos.
–¿Le han dado alguna señal con respecto a las preferencias arancelarias?
–Se renovaron un año. Es algo que debemos superar en la región andina. Cada año vivimos en ascuas a ver si nos renuevan o no. Es una pequeña porción de exportaciones que se benefician para nuestro país. Ecuador es uno de los países más exitosos en la lucha antidrogas, el único país andino sin sembrío de drogas y está en medio de dos de los mayores productores de coca del mundo, Perú y Colombia. Las preferencias arancelarias se crearon en el gobierno de Clinton como compensación a la lucha antidrogas, una lucha que es costosísima. Pero poco a poco se transformó en un instrumento de política exterior: te portas mal, te las quito. Ecuador no se va a someter a esa clase de amenazas. Si nos dan las preferencias, en buena hora; si no, también.
–¿Cómo se combate la corrupción?
–De muchas formas. La lucha contra la corrupción no es sólo del presidente, es del pueblo. Y América latina ha sido muy tolerante con la corrupción. Si un vecino asume una función pública y al poco tiempo vemos que adquiere bienes que no puede justificar, no podemos aceptarlo. Debemos ser los más duros autocríticos, hemos tenido antivalores y hemos sido tolerantes con diferentes formas de corrupción como la mentira. Es antinatural la mentira, y es parte de este problema. Si un político miente en otras partes del mundo, no gana ni media elección. Si un periodista miente, pierde su trabajo. La lucha contra la corrupción es de todo un pueblo, no sólo de los políticos. Por supuesto que hay estrategias muy concretas para esa lucha, como las leyes para evitar el enriquecimiento público y privado también. En eso estamos. Se aprobó en la consulta popular sancionar el enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos y también del sector privado, si no puede justificar de dónde proviene su ganancia. Hay que transparentar las compras públicas, se pueden aplicar muchas políticas de transparencia. También se necesita de un Poder Judicial honesto y que sancione. Pero, sobre todo, que haya conciencia en la sociedad, que exista una sanción moral.
–¿Y la ejemplaridad?
–Por supuesto, el ejemplo deben darlo los líderes.

martes, 4 de diciembre de 2012

los pajaros

martes, 4 de diciembre de 2012
por Eduardo Aliverti


Hace una semana, esta columna decía que, frente a la inminencia del 7D, había que disponerse a perder la capacidad de asombro. Una referencia obvia a con qué estarían prestos a tirar los grandes afectados por la batalla cultural —primero económica y finalmente política, como todo— que ese día de diciembre porta uno de sus íconos.
El 7D, es muy probable, generará alguna sorpresa. No el 7, en rigor, sino el lunes 10. Aun así, los efectos de que en esa jornada comience el proceso a través del cual los grupos comunicacionales deberán desprenderse de todo lo que les sobra comenzarían a verse, con viento a favor, bastante después. Martín Sabbattella viene dejando claros ciertos aspectos técnicos al respecto. Pero el valor simbólico y legal de esa fecha no tiene retorno. No se espera que antes del viernes suceda algo estrambótico. Y es de tal forma como lo entienden no sólo el principal emporio “perjudicado” sino, casi a la par, las corporaciones que expresan los mismos intereses de discurso único. A todos ellos refería aquello de estar prontos a perder la capacidad de asombro aunque –seamos francos– más bien se trató de una frase con alto grado de legítimo efectismo porque –sabemos de sobra– el volumen de extrañeza nunca debe perderse. Confesión: en buena medida, esta columna se equivocó. Pese a eso del legítimo efectismo, cuando políticamente uno no cree que pueda quedarse estupefacto, dos sucesos de la semana provocan auténtico estupor.
El primero fue la pretensión clarinetística de penalizar a colegas, además de funcionarios, por presunta instigación a la violencia contra El Grupo. Perseguir periodistas, en una palabra, porque no hay que dar vueltas. A partir de ahí, dividamos. Ni siquiera un colifa completamente rematado podría imaginar que algún juez, y en última instancia la Corte o tribunales internacionales a los que el país suscribe, habilitaría mandar presos a trabajadores de prensa. Al margen de eso, nadie se explica, en ningún ámbito, cómo Clarín incurrió en semejante error y horror, hasta el punto de que varios de los periodistas del propio grupo tuvieran que salir al cruce. ¿Justo cuando venían de la potencia del/su cacerolazo se disparan a los pies? Un alto funcionario del Gobierno, en estricto off, contempló lo siguiente pero previniendo que era sólo un ejercicio especulativo, sin anclaje de data alguna: “Lo único que se me ocurre es que, para después del 7D, tenían armado un bardo de agresión contra instalaciones físicas de Clarín. O algo por el estilo. Y que, entonces, podrían decir ‘nosotros avisamos’. Pero les pasó que se ‘sobregiraron’ con los periodistas. Se fueron al carajo con eso y les salió mal, pero igual no se entiende. O están locos o están desesperados”. El firmante abona la segunda posibilidad, que no es necesariamente antitética con la primera (en las últimas horas se sumó la hipótesis de que trataron de marcar una ruta hacia la Corte Interamericana de Derechos Humanos). Como si fuera poco, El Grupo puso a dar explicaciones a un abogado de su ejército de bufetes, Hugo Wortman Jofré, quien requiere con urgencia un curso intensivo de oratoria. Pasa que es difícil, muy difícil, esperanzarse con herramientas retóricas cuando no hay el más mínimo convencimiento en torno de lo que se asevera. El agente acabó por señalar que nunca se pretendió acosar periodistas, cuando la presentación judicial afirmaba, de puño y letra, exactamente lo contrario. Todo terminó, por decir, en unas disculpas que publicó el diario en su sección “Del Editor al Lector”, más el bochorno indescriptible de los abogados corporativos al aclarar que los periodistas acusados no deberían desfilar ni apenas como “testigos”. La moraleja es aprender que los poderosos acostumbrados a la impunidad también se equivocan muy feo, si hay la voluntad política de enfrentarlos. Medio mundo de los ambientes políticos, periodísticos, intelectuales se rompió la cabeza, estos días, tratando de escudriñar a dónde quiso llegar Clarín con esa presentación judicial persecutoria. Qué se escondía. Resultaría que, como en el cuento de Poe “La carta robada”, el móvil de los desvelos está a simple vista. Si no se asume que una firme decisión política es capaz de alterar al bando oponente, al límite del desvarío o de ponerlo muy nervioso, jamás se podrá tener confianza en las fuerzas propias. El campo popular tiene mucha memoria de grandes derrotas, y quizá se trate de eso la sospecha permanente alrededor de cada movida de sus enemigos. Pero no es un curso irreversible.
Más o menos a la altura del jadeo de Clarín tratando de explicar lo inconcebible, un fallo neoyorquino de segunda instancia frizó la sentencia del cadavérico Griesa a favor de los fondos buitre. La derecha mediática se quedó sin regocijo, pero le faltaba lo peor: el documento de los obispos católicos. Esto requiere cierta explicación. Si es por consuno de intereses oligopólico-culturales (la Madre Iglesia y su sabiduría espiritual “abstracta”; el periodismo independiente que la aprovecha para afirmar que ese saber es el de sus negocios, etcétera), El Grupo, La Nación y compañía se hicieron la fiesta de encabezar en portada con la declaración obispal. El problemita es que lo aseverado por los obispos choca, para empezar, de frente y a lo bestia, con la liberalización de la costumbres. Estos curas se suicidan. Van en contra del matrimonio igualitario, de la emancipación sexual, de actualizar el Código Civil. Así les va, con sus misas cada vez más raleadas, sus feligreses cada vez más dispersos, su derrota progresiva frente a la religiosidad popular y los colectivos fascinerosos de evangelistas marketineros, pastores televisivos y radiofónicos, encantadores del alma. Pero ese suicidio es lícito, ortodoxo: muero con la mía, no quiero darme cuenta de nada, iré al cielo como guardián pretoriano de mi liturgia. Lo restante, como dato puntual, es que estos príncipes emiten su declaración bien antes de su rígido momento, la Navidad. Antes del 7D. Y como dijeron otros eclesiásticos, los de la Opción por los Pobres, con ironía no necesariamente desprovista de certeza, desde el escritorio del CEO de algún multimedios. Y dicen, en consecuencia, que les preocupa la división de la sociedad, la agresión, los chicos que no estudian ni trabajan. Dicen que la libertad de expresión está bajo amenaza, por supuesto. Dicen, por el amor de Dios, que los alarma “la politización de los jóvenes”. De ahí a “¿sabe usted dónde está su hijo ahora?” no hay ninguna distancia. Ninguna. Anda en ese documento la pluma de monseñor Bergoglio, para todos los habitantes de un pote de yogur que suponían una etapa diferente con monseñor Arancedo. Nunca son diferentes. Siempre estarán codo a codo con el Poder y en contra de los desposeídos. Siempre. Y a veces, como esta oportunidad en que se juega de qué lado ponerse, sin grises, o con grises que no confundan al enemigo, se les sincera la chaveta y lo dicen con todas las letras: nos preocupa la politización juvenil. La sinceridad extrema, cabe admitir. Tal vez podría agregarse que los irrita la politización a secas, y en todo caso, la juvenil en particular porque cada vez más pibes, y más, y más, están avivados acerca de varias cosas, incluyendo lo que representan estos obispos. Que no fueron capaces de dedicar una sola línea al show de pedófilos que anida en sus filas. Ni una sola. Parece ser que eso no es preocupación pastoral de la Curia, en este país donde ya son paisaje noticioso común los episodios de abuso sexual de los sacerdotes. Hasta el Papa los condenó en público. Hay que remar para quedarse a la derecha de Ratzinger.
Esta parte del todo se clarifica a pasos agigantados. Hay otra que es brumosa y se conforma con los interrogantes del tipo de quién, si no es Cristina. Y si no hay quién, a quién se promociona y cuándo. Y si acaso no está faltando reacción, renovar algo del gabinete, mostrar nuevas cartas, no caer en el embudo que desemboca en Scioli, cómo no seguir dependiendo tan en exceso del frenético trabajo que se centra en Olivos. Pero esa porción del todo, que es tan categórica como prospectivamente angustiante, apunta hacia el techo. La otra enseña cuál es el piso. El nunca menos.
La cuestión es que a los buitres se sumaron los cuervos. Y los caranchos. Si esto sigue así, será un muy buen negocio montarse una pajarería. Están juntándose, como era de prever, todas las variantes de rapiña. Pero en, y desde, un mismo sitio. En la inolvidable escena final de la película de Hitchcock, los pájaros se adueñan del lugar y los moradores de la casa huyen. La diferencia metafórica sería que, en el film, ganan los sagaces porque logran alzarse con la casa. En la actualidad política argentina, en cambio, que los pájaros conquisten el predio simboliza que el mediático es uno de los últimos lugares que les queda para refugiarse.
Y pasando papelones, encima.
Fuente: Pagina/12
Related Posts with Thumbnails
 
Al cielo un barrilete. Design by Pocket