Vamos a cantarle a la esperanza,
vamos a robarle una sandía al viento
y al solitario Obelisco una mirada,
sólo tenés las manos.
Sólo tenés en el pulmón el aire.
Sólo tenés en las arterias sangre.
Sos la esperanza.
Vamos a robarle una sandía al viento
y al solitario Obelisco una mirada.
Sólo tenés las ganas
de que una vez se agrande
el sol sobre los techos
de las casillas de lata.
Sólo tenés la hartura
sobre el jergón, de espaldas;
y ladrarle entre dientes a la luna
Vamos a robarle una sandía al viento
y al solitario Obelisco una mirada.
Sólo tenés la rabia
de no mover las manos; de no brincar alegre
sobre las ancas enormes de la noche:
de estar solo en los andenes
con un poco de vino roñoso en la garganta:
sos un recorte de cielo,
un terrón de la tierra,
una sonrisa abierta en el potrero,
el rulo inesperado de la infancia
o la crencha ennegrecida
ambos en tránsito a la muerte asesinada
por la zarabanda de una bala.
Vamos a robarle una sandía al viento
y al solitario Obelisco una mirada.
Hay que mirar de frente a los guardianes
que custodian el hambre.
Hay que golpear la tierra y que reviente
el agua de los pozos secos
y que retumbe el aire escondido
en el plumón del viento.
Hay que alimentar paciencia, calma.
Hay que practicar la espera,
la esperanza, la caliente palabra
que estalla entre labios.
Hay que apretar los puños
y esperarla.
Hay que agrandar el sol y las espaldas.
Vamos a robarle una sandía al viento
y al solitario Obelisco una mirada.
Hay que reventar de ganas.
Hay que masticar el aire.
Hay que multiplicar los dedos y las manos.
Hay que enarbolar la sangre que te canta
en las entrañas y en la rabia.
¡Sos la esperanza!
Por eso, hoy, aquí, ahora mismo;
no mañana. Ahora. Juntos
vamos a robarle una sandia al viento
y al Obelisco una mirada.
Ahora que aprieta el nervio
y duele las vertientes de la sangre
Vamos a clavar las ganas
de hacer un hijo a la esperanza.
Martín Campos
Integrante de la mítica Revista El Barrilete junto a los poetas Roberto J. Santoro, Horacio Salas, Marcos Silber, Ramon Plaza, Rafael Vasquez, Carlos Patiño y otros.
Ejerció activamente el periodismo entre 1944 y 1987, y se desempeñó en diarios, revistas y agencias noticiosas de la Argentina y del exterior: "La Prensa", "Democracia", "La Razón", Editorial Abril, y Editorial Atlántida, de Buenos Aires; y en la agencia noticiosa italiana ANSA, en Roma. Cubrió acontecimientos de interés mundial entre 1956 y 1957, y entre 1963 y 1965, en Medio Oriente, Chipre, Argelia, India, Cuba, Santo Domingo, Italia, Francia y Gran Bretaña entre otros destinos. Actuó como subdirector de Cultura de la provincia de Buenos Aires en 1959. Entre 1971 y 1978 fué Jefe de Informaciones Económicas para América latina de la Agencia Reuter's Latin. Publicó: Poemas para la infancia del hombre (poesía, 1955), El Temor y la Búsqueda (poesía, 1960), Desde un vasto recuerdo (poesía, 1961), El Vendedor de Sangre (teatro, 1963), Con el puño entre los dientes (poesía, 1963), Cuando el perro es uno mismo (relatos, 1964) y El Almanaque (relatos, 1968).
También escribió las obras de teatro ¿Donde están los Nuestros? y El vendedor de Sangre entre otras.
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